enero 18, 2010

Hay que terminar una peli, aunque sea a ciegas...

Fui al Templo del Cinematógrafo a ver la más reciente ópera del señor Pedro Almodóvar, titulada Abrazos Rotos cuenta la historia de un cineasta y la gente que se encuentra en su universo, como lo son la actriz que audiciona para su única comedia, su agente, el hijo de ésta y otros personajes que se ven inmersos en una trama digna de un Hitchcock donde no puedes perderte un detalle para irla armando conforme transcurre cada acto, editado de la manera más artesanal posible. Usando la técnica de la metadiégesis la historia principal cuenta una historia dentro de lo que fue filmar una película, que es otra narración inmersa en todo el marco. Al estilo tarantinesco, Almodóvar presenta un homenaje el medio usando el medio mismo, narrando cómo se produce una peli. Hermoso, sobre todo porque la fotografía es bellísima, hay encuadres que me conmovieron profundamente y el uso de los colores rojo, azul y verde en el diseño de producción, con un toque pop-vintage crea una atmósfera saturada de colores que transmiten sentimientos que antibian al corazón más frío. El drama humano sin exageraciones, los giros de la narración sin ser flamboyantes, a flor de piel la condición humana en su expresión más sutil mueven a las lágrimas por la fuerza combinada de los colores, la foto, el guión y la actuación. Anoche veía la entrega de los Golden Globes y Abrazos Rotos estaba nominada, aunque no ganó, merecía estar entre las películas nominadas por su excelente calidad, tengo entendido entra a la terna de mejor película extranjera para los Premios de la Academia y sólo porque no sé con quien compite, no emito una opinión; excepto: véanla. Una verdadera obra de arte cinematográfico.
Abrazos Rotos recibe unos nachos con queso extra y una coca grande bien fría.

No hay comentarios: