Este fin de semana tocó a los fabulosos hermanos Cohen mostrarnos una vez más sus dotes como guionistas, productores y directores. En esta ocasión con la película Burn After Reading estelarizada por George Clooney, Tilda Swinton, Frances McDormand y el genial Brad Pitt en uno de esos papeles donde casi se ridiculiza a sí mismo a través de un personaje niño bonito, rubio, atlético, estúpido. La película tiene un guión increíble por la sencilla razón de que no trata de nada. Existe en todo esto un McGuffin (sobre el cual ya he hablado en otros posts, el esencial es ESTE podcast. Bien, el guión tiene esa genialidad de tratar de nada y aún así mostrarnos una cantidad increíble de actos relacionados entre sí sin que ninguno de los personajes lo sepan, lo que por cierto es la base del enredo, uno de los pilares de la comedia desde la época de los griegos llegando a su cumbre con las obras de enredos del Siglo de Oro en España. La foto, pues del señor Emmanuel "Chivo" Lubesky, genial; culmina con una edición muy cuidada como todos los detalles en los filmes de los Hnos. Cohen lo que me lleva a mencionar lo importante que son las actuaciones en estas producciones, los personajes todos tienen cualidades esenciales que deben ser interpretadas de tal manera que haga a un personaje real mas absurdo, o quizá el adjetivo debería ser verosímil dentro de su absurdo. El chiste es que la comedia de los Cohen es clásica, sutil y verdaderamente fina. Por clásico me refiero a los elementos de la comedia teatral que usan para crear estas historias contemporáneas mas llenas de rasgos histriónicos y teatrales que hacen de ver una película de ellos siempre una experiencia disfrutable.
Burn After Reading recibe una charolita de nachos con su respectiva Coca fría.