noviembre 01, 2008

Tengo un pitido en los oídos...

Lo mismo sucedió hace dos años cuando fui a ver Judas Priest al Palacio de los Deportes en el Tour Angel Of Retribution (cuyo DVD está asquerosamente barato en Discos Torres), en esta ocasión los maestros del acero británico nos traen un concierto donde no tocaron muchas de las canciones de su album conceptual, el número 16 en su larga carrera, titulado NOSTRADAMUS. Quizá sea porque precisamente por se conceptual, los dos CD's van narrando lo que son las vivencias del ruco que ve el futuro y muchas de estas canciones no son rockeras, es más como una ópera de Metal. Lo genial de este concierto fue que abrió nada más y nada menos que los metaleros californianos de TESTAMENT, una banda que escuchaba en mi tierna adolescencia y que en México nunca pudieron colocarse debido a la comercialización de su banda hermana Metallica. Tocaron buenos seis tracks (en versiones extendidas) por un poco más de una hora con algunas rolas clásicas y otras de su nuevo disco (que está absolutamente genial) Damnation Of Creation. Escuchar buen Heavy Metal rodeado de miles de metaleros es una experiencia inigualable. Headbanging a todo lo que da, air guitaring al máximo.

Al cuerto para las diez, se oscureció el Palacio dejando escuchar los gritos fanáticos de miles de personas cuyas edades ocilaban entre los diez y los sesenta años. Se escucharon los primeros acordes de Dawn of Creation y apareció el rostro de Nostradamus con ojos encendidos al rojo vivo. La euforia crecía, subió al escenario Scott Travis y comenzó a tocar en la batería Prophesy, esperábamos con ansias a Glen Tipton y K. K. Downing quienes soltaron los primeros Riffs haciendo que todo mundo comenzara a brincar y agitar la cabeza. Halford como siempre salió de la nada con un atuendo metálico brillante y esa voz que nadie más en el Heavy Metal puede igualar.
Sin decir nada comenzaron de inmediato a tocar Metal Gods, el coreo era apabullante, Halford saludó al Palacio y las hurras eran ensordecedoras, comenzó el Riff de Eat Me Alive, y continuaron con Between the Hammer and the Anvil. Los oídos comenzaron a destaparse y la cerilla a derretirse con el agudo canto de Halford cuando cantó Devil’s Child, sin embargo el foro alcanzó su cúspide con cuando Halford gritó breaking the what!? y todos contestábamos desgañitándonos ¡the Law!... continuó el concierto con Hell Patrol, Death (donde salió sentado en un trono), Dissident Aggressor, y la balada metalera Angel que nos hizo corear y sacar los clásicos encendedores... el fondo cambió de repente, mostraba un ojo enorme y todos sabíamos que seguía una de las favoritas y más pesadas: The Hellion y Electric Eye. Headbanging a tope con Rock Hard - Ride Free, seguido de Sinner y la clásica Painkiller.

Aquí hicieron una pausa, sólo para elevarnos al séptimo cielo del Metal cuando escuchamos el rugido de la motocicleta inundar el Palacio de los Deportes, Halford sale a escenario subido en la Harley y nadie deja de cantar a todo pulmón Hell Bent For Leather, la sorpesa continuó cuando tocaron la increíble Green Manalishi (With the Two-Pronged Crown) la cual coreamos sin cesar al igual que con You’ve Got Another Thing Coming que fue la canción que cerró el concierto. Afónico y eufórico, puedo decir que no hay nada mejor que una buena noche de Heavy Metal.

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