marzo 01, 2009

no quiero ser millonario...

Fin de semana. Peregrinación, templo del cinematógrafo. Danny Boyle, director de genialidades como 28 Days After, y churros como The Beach, nos trae un melodrama con sabor a Bollywood. He visto muchas películas que hablan sobre el destino, pero esta ha entrado a mi top diez. El guión es muy bueno, narrando la historia de tres pequeños niños que se ven repentinamente dependiéndo únicamente de ellos mismos para sobrevivir en Bombay, salidos de los arrabales (Slums). Viven en varios actos, diversas aventuras y desventuras que nos ayudan a comprender las razones por las cuales Jamal, el presonaje principal, está concursando en la versión hindú del popular programa Who wants to be a millionaire. La fotografía es impresionante, mostrando los diferentes ambientes hindús en los que la trama se va desarrollando pero lo que verdaderamente destaca es el montaje. Brillante en su totalidad. Claro, hay que mencionar las actuaciones de cada uno de los niños y muchachos que representan a nuestros 3 protagonistas a través de tres etapas principales de su vida. Rodeados de muchas referencias al cine hundú, así como uno que otro evento histórico, sucesos graciosos y otros increíblemente dramáticos yo sólo le encontré un sólo error a la película, y claro es bajo mi criterio. No lo puedo mencionar porque les estaría contándo la película, pero lo dejo en los comentarios para el que ya la haya visto y quiera compartir conmigo su propia opinión (no ver si no quieren un spoiler enorme). Es una gran película, que vale la pena ir a verse al cine por su excelente diseño de sonido, la música y sobre todo, porque ver en esa fantástica pantalla las aventuras de estos tres mosqueteros, es algo digno de experimentar donde sólo debería experimentarse. En los cinemas.
Slumdog Millionaire, recibe una coca fría y nachos, sin queso extra.

3 comentarios:

Maqroll dijo...

Advertencia: Voy a contar el final de la película. Deténgase si no la ha visto, o si no desea enterarse del final.


Bien, el único error que yo le encontré a la película es que Jamal ganara los veinte millones de rupias. La riqueza estaba en el hecho de finalmente y después de haber luchado tanto, ellos finalmente encontraban el amor. El amor era la riqueza. Ya no importaba si ganaba o no, Latika mostraba indiferencia ante el ganar operder ¡ya habían ganado! Salim, en una tina llena de dinero, encontraba la muerte, solo y sin nada, irónicamente bañado en dinero. El dinero no da la felicidad, y aunque podríamos decir que Jamal no iba a ser feliz ganando el dinero, el simbolismo de la película y lo efectivo del guión estaba en que les valía ganar o perder. Esa llamada telefónica nos decía que ellos ya eran millonarios por encontrar su verdadero destino. Toda la narración nos llevaba a amar al personaje, para al final, darle el gane de algo tan intrascendente como el dinero. Fallido el guión me parece. Yo me identificaba tanto con jamal, porque el dinero no es lo importante. Es realizar tu destino, es encontrar el amor verdadero.

Luis Alvaz dijo...

He visto dos veces la película y las dos la he disfrutado mucho, por todo lo que mencionas en gran parte.

Concuerdo contigo en ese error semántico. Creo que podría verse afectado todo el mensaje del film por ese detalle... aunque como buen melodrama, el héroe se queda con todo, y viven felices para siempre.

Saludos

Veljean dijo...

Tienes razón Maqroll yo estaba casi seguro que no iba ganar el dinero , pero ¿sabes una cosa? , cuando le hicieron la pregunta a LAtika y ella no respondío si me dieron ganas de que lo ganaran, digo después de tanto sufrimiento no hay mejor combinación que dinero-amor-salud, aún asi creo que el mensaje no se pierde.


P.D. No sé porqué pero la coreografía del final me rocordó esto:

http://www.youtube.com/watch?v=WWvT8hYf0qQ