junio 28, 2009

Blade Runner VS el Mercado

Tres días, más de cinco horas de documentales y mucha relfexión después llego a las siguientes conclusiones con respecto a Blade Runner, lo que representa, y esa entidad con la que no puedo vivir pero tampoco puedo precindir de, el mercado.
En 1981 Hampton Fancher escribe un guión basado en la novela de Philip K. Dick "Do androids dream of electric sheep" y a partir de ese momento se crea una división bastante marcada entre los que la entienden, y los que no. Afortunadamente Ridley Scott está del lado de quienes la entienden, junto con Harrison Ford y Rutger Hauer, entre muchos otros que llevaron a cabo una de las tareas artísticas más increíbles en la historia del cine. Yo mismo cuando la fui a ver al cine era apenas un niño y no entendí nada, fue el año de E.T., Mad Max 2, Rocky 3 y por supuesto Firefox -entre otras-, un gran año cinematográficamente y Blade Runner dejó una increíble huella en mí por la imaginería que contiene, pero entenderlo... tuvieron que pasar varios años para ello. Esto es lo interesante: los suits -trajeados- de la Warner tampoco la entendían, estuvieron a punto de despedir a Ridley Scott unos días después de que se terminó de rodar fotografía principal (como de hecho hicieron con Richard Donner en Superman II), le hicieron editar una versión explicada, obligando a Harrison Ford vía su contrato a narrarla para que pudiera ser entendible y se filmó el final feliz. La razón es de peso, entendible: querían recuperar sus veinte millones de dólares invertidos; lo discutible: ¿a costa del proceso creativo?... Incluso se contrató a otro escritor a media producción para corregir algunas cosas del guión que no convencían al estudio. Lo que afortunadamente sucedió fue que David Peoples es un excelente escritor y estaba del lado de los que entendió el concepto. Ese es el eje que me mueve a escribir esto, el cine es un medio narrativo, está para contar una historia, hay una intensión detrás de esa historia, tiene un significado, se la dio Dick, se la dio Fancher, se la dio Scott ¿la cambiamos para que la entienda un rango mayor de audiencia? Es tan necesario cambiar la significación de los mensajes motivados por la opinión pública, porque no sólo sucede con películas cuyo contenido es difícil de entender, sucede con películas "ofensivas", por su violencia, por su tema, por su lenguaje ¿si el significado del mensaje es así, debe cambiar sólo por ser políticamente incorrecto? ¿o por dinero?¿o para abarcar una mayor audiencia? la respuesta es sí, aunque no nos guste. Porque buscamos siempre que nuestras historias lleguen al mayor público posible, no escribo estas críticas esperando que le gusten a unos cuantos, quisiera que le gustaran a todo aquél que las lee... por otro lado, las escribo tal y como me gusta a mí leer. Las escribo para mí, pensando en el lector. Blade Runner para empezar no es una buena adaptación de la novela, sin embargo el menaje está presente ahí, su significado, el cual es diferente en algunas de sus versiones, versiones que existen porque alguien quería abarcar mayor cantidad de audiencia, entonces el medio narrativo está para contar historias o para ganar dinero. La respuesta no es sencilla, porque está para las dos cosas y lo verdaderamente complicado es casarlas. El mercado no es un villano, aunque por su naturaleza, jamás puede quedar como el héroe. Lo genial hoy en día, es que el mercado nos compensa con ediciones especiales donde podemos ver la versión del artista y la versión del mercado (a veces hasta otras intermedias), y entonces se podría decir que al final todos ganan. Sin embargo, si el medio per se está para narrar historias yo me sigo inclinando a que debe permanecer en la medida de lo posible fiel a ese objetivo. Como medio de comunicación debe respetar hasta donde se pueda el significado del mensaje sin importar si algunas personas no lo podrán entender del todo. Lo que me lleva a relfexionar que vivimos en una sociedad de consumo que algunos mercados han erosionado hasta dejarlos sin base alguna de criterio para poder apreciar las expresiones de artistas como los involucrados en Blade Runner, ahí es donde el mercado es un villano, que lanza sin consideración alguna a las masas productos sin contenido que van demeritando la calidad de percepción del auditorio quienes poco a poco van acostumbrándose a productos vacíos, sin forma ni contenido. Donde se crean criterios de cómo deben ser tratados ciertos grupos étnicos, cómo deben ser tratados los animales, cuál es la correcta actitud frente a ciertas situaciones. La narración no conoce de políticas de consumo, y el teatro griego tenía hijos casándose con sus madres, la Anabasis cuenta historias de violencia extrema y hasta la Bilbia narra de incesto y muertes, pero en cine eso hoy ya es alternativo, o independiente si va a narrar esas historias. Ahora resulta que son ofensivos todos esos motivos que tienen miles de años populando la narrativa humana. Y los poemas de escarnio de Quevedo será mejor que jamás salgan a la luz, porque serán ofensivos y algún grupo defensor de la decencia los vetará. Los medios de comunicación que tenemos los seres humanos desde que tenemos capacidad de transmición de ideas y emociones deben ser libres, y deben entenderse como tal. Libres de contar sus historias con la intención que el autor tenía en mente. Adaptándose al mercado, pero sin traicionar el significado del mensaje. Lo que es difícil, pero no imposible. Comencemos nosotros como audiencia, abriendo nuestra mente a los mensajes, a la interpretación de ellos, dejando prejuicios de lado, concientes de que es una expresión artística y que siempre que no nos guste es más fácil no consumirlo, que buscar su prohibición o su alteración.

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