julio 16, 2009

Half Blood Prince

La madrugada del día de hoy se estrenó en nuestro devaluado país la sexta entrega de Harry Potter, titulada El Príncipe Mestizo. Anoche reunidos en el Templo del Cinematógrafo, con los allegados a este humilde bloggero, sentaditos en ricos asientitos de piel esperamos a que la sala se oscureciera y escucháramos el jingle que el señor John Williams creó para identificar al aprendiz de mago. La rúbrica fue seguida por el clásico dolly in del nombre y el viaje cinematográfico comenzó. El guión me pareció muy interesante, con la salvedad de que siendo ya la sexta entrega (y viendo que cada libro se torna más grueso) hay kilos de referencias que ya no podría entender un neófito. Se hace necesario haber visto las anteriores a estas alturas. Si bien no puedo declararme un fan, no estoy tan mal versado en el mundo mágico Rowlingesco y me encontré con diversos términos que es obvio entiende alguien que ya leyó los libros (cosa que no he terminado de hacer) y a veces es difícil entender el marco referencial en el que se desarrollan las cosas. Cada acto de la narración transcurre de manera lógica, secuencial, estructurada. Los personajes son profundos, las actuaciones muchísimo más desarrolladas, el guión en esta ocasión, oscuro. Half Blood Prince es a Harry Potter lo que Empire Strikes Back es a Star Wars. El detalle está en que si la peli se llama el Príncipe Mestizo ¿por qué le dan tan poca cabida en el guión al mismo? Pequeño yerro. La fotografía, esa es la que en mi opinión destaca por encima de todas las demás entregas. Asombrosa, con encuadres completamente estéticos que se acentúan por los sutiles movimientos de cámara. El cine actual está muy enfrascado en que todo sean tomas instantáneas y cortes constantes, flashazos y cámaras frenéticas compensadas con slow motion que me recuerdan a Homero Simpson tomando pildoras para estar despierto y al mismo tiempo otras para dormir, para compensar. En esta ocasión la foto y el montaje nos brindan un viaje narrativo dinámico pero que podemos apreciar con detalle. Ya que la iluminación es muy compleja para poder mantener casi toda la película con un ambiente de obscuridad, recortando las figuras de los actores con luz, así como iluminando piezas clave de los sets. Un trabajo de ilumunación y fotografía muy cuidado, digno de verse nuevamente (pienso). La música continúa con la misma tesitura de las anteriores, ahora claro, un poco más lóbrega pero muy bien realizada. Los actores en términos generales ahora sí destacan más por sus actuaciones que por las situaciones en las que se meten, aunque Half Blood Princes también me resultó a mí la más divertida de todas. Con todo y lo oscura que es, reí mucho. Una excelente entrega de la saga. Espero que las subsecuentes continúen con la misma calidad, cinematográficamente hablando, es una película sobresaliente. Hay que verla en cine, ya que una copia pirata se va a ver del nabo por lo oscuro de la fotografía, y porque es una falta de respeto al Templo del Cinematógrafo.
Half Blood Prince recibe nachos con queso extra y una coca bien fría.

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