enero 14, 2010

Una sirenita chida

Hayao Miyazaki lo hace de nuevo. Si les gustó El Viaje de Chihiro, si adoraron El Castillo Vagabundo, entonces Ponyo va a ser inolvidable. El guión está basado en la historia de Hans Christian Andersen de la Sirenita, la versión de Disney se queda corta cuando uno ve la de Miyazaki de entrada porque el guión es maravilloso, contando una historia de amor que no es el clásico amor cursi de enamoramiento adolescente que maneja Disney, aunado a su fórmula de la realeza que sólo pervierte la plebe mexicana haciendo creer a las niñas comunes que tienen sangre azul y títulos nobiliarios. Esta es la historia de un pequeño niño que vive en una península y que se encuentra con un extraño pez que resulta ser la pequeña Ponyo, sin necesidad de brujas malas, la magia mezclada con la biología convierte a Ponyo en algo más, pero esto sólo sucederá con voluntad. Ese mensaje me encantó, ya que el amor debe ser propio, el amor es voluntad y la voluntad se convierte en amor y además, que hay amores más allá de los románticos. Es una hermosa historia llena de aventuras increíbles muy al estilo de Miyazaki con actos muy bien definidos enmarcados por un diseño de producción bellísimo y una animación genial. Vale la pena precisamente porque evita la fórmula narrativa típica y eso siempre es fresco. Esta peli está compitiendo por la nominación a mejor animación para los Premios de la Academia, los Óscares, y me gustaría verla, junto con Fantastic Mr. Fox compitiendo y ganándole a Up.
Ponyo recibe unos nachos con queso y una coca fría.

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