agosto 02, 2010

La Sed

Me hice aficionado a los vampiros a mediados de los años noventa cuando leí mi primer novela de Anne Rice, la cual no fue Entrevista Con El Vampiro, sino The Tale Of The Body Thief. Me gustó tanto que leí todas las novelas de Rice incluidas las de las Brujas de Mayfair. En clase de literatura y cine leí Dracula de Stocker, aunque no me gustó por su estilo epistolar que de por sí no me agrada mucho. En esa clase vimos Nosferatu de F.W. Murnau, Dracula de Browning, Nosferatu de Herzog, Dracula de Coppola y obviamente Shadow Of The Vampire con Williem Dafoe. Son los que consideraría fílmes básicos de vampiros, incluyendo por supuesto The Fearless Vampire Killers de Roman Polansky, un verdadero clásico. A través de los años y leyendo las novelas de Rice un tema que destaca es el romance entre los vampiros. Son seres muy tortuosos ya que su percepción se ve alterada por vivir tantos años, ven morir gente que conocían, y viven con los mismos inmortales años, lo que los lleva a relaciones sumamente complejas. Siguen siendo humanos, pero al mismo tiempo, su sed de sangre los tiene en una condición de cazadores, de seres salvajes. Pocos vampiros sobreviven a todos estos factores. Tenía realmente muchos años de no ver una peli de Vampiros que manejara esos temas de la manera clásica, que fuera un filme con verdadero sentido de arte, respetuoso de la psique vampírica, que es por ponerlo abiertamente, obscena. Bak-Jwi, traducida como The Thirst, es una película coreana de vampíros que narra la evolución de un vampíro cuya condición es muy común para algunos de su raza, la ven como una maldición no pedida. Rodeado de situaciones irónicas, que nos llevan a situaciones al estilo Dostoevsky, con una historia que retrata la condición humana en sus distintas etapas y niveles. Coloreada con los matices morales de la condición social del ser humano La Sed es un filme que vale cada minuto de su duración en sangre pura, no intenta que simpaticemos con el personaje principal, y nos transporta a través de un mosaíco de sentimientos. La fotografía es asombrosa, manejando el claroscuro de forma muy talentosa, por lo que es recomendable verla en la sala de cine o bien en casa con las luces apagadas. Su diseño de iluminación es algo notable. Tiene tomas novedosas y movimientos de cámara inusuales. La edición nos brinda un paso estable, quizá un poco lento pero nunca aburrido. Hay secuencias realmente obscenas, mórbidas y sorpresivas. El toque de gore es genial y los efectos visuales muy buenos. No es una película para estómagos débiles o mentes conservadoras, debido a que es una historia de vampiros que sigue a su manera la tradición clásica de estos seres, que llevan vidas hiperbólicas, motivadas precisamente por la sed, que no sólo es de sangre.
The Thirst recibe nachos con queso y una coca bien fría.

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