marzo 21, 2008

Reflexiones Pascuales

Odio el fin de semana "santo". Por la sencilla razón de que para mí es otro día (igual que mi cumpleaños, igual que Navidad... etcétera), me enfada no poder continuar con mi vida de manera normal. No hay tacos árabes, no llegan los comics, no puedes en términos generales contar con servicios o productos a los que estás acostumbrado en cualquier otro día. Es peor porque no dura un único día. En una república democrática laica es lo más absurdo que una celebración religiosa congele toda la vida. Los ateos deberían trabajar, ellos no creen en Dios, ni en el Maestro. De hecho todos deberíamos trabajar, celebrar la muerte del Maestro es algo fuera de proporción y sentido simbólico. Él no vivió para morirse, con perdón de esa expresión, considero que los dogmas eran de hecho algo en lo que Él estaba en contra pero miren a lo que ha llegado. Esa es la principal razón por la que odio estos días. Pocos entendieron lo que el Maestro quiso comunicar a través de tanto predicar, todo ese esfuerzo, toda esa verdadera pasión de vivir y transmitir conocimiento y Luz... para que termine en tres días de conmemoración de su vergonzosa muerte (y me atrevo a decir contra todo dogma que, por cierto, no murió en la cruz), del hecho más penoso de su vida. Y las calles se llenan de Fariseos que venden una vez más al mejor postor los fetiches que apoyan las superficiales creencias que nos alejan del Maestro y la Luz. Sí, puedo escuchar a la gente que lee esto y piensa "es una expresión cultural" "es una tradición"... pero hay niveles para cada una, razones, sociales, sobre todo simbólicas. Yo veo costumbre... no tradición. Antonio Machado lo explica mucho mejor que yo, de manera más elocuente y bella.

¿Quien me presta una escalera
para subir al madero,
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?
(Saeta Popular)

¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la Cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero,
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!

Es uno de mis poemas favoritos, ¿vamos a seguir con la fe de los mayores? ¿adorando una figura morbosa de agonía? o a atrevernos a renovarnos, a vivir la resurrección espiritual, a cantarle al Jesús que anduvo en la mar, al Maestro vivo... Independientemente de mis ideas, realmente les deseo mucha Luz.

1 comentario:

Luis Alvaz dijo...

Uy, ayer pensé algo similar mientras veía las noticias esperando algún hecho relevante, mientras transmitían lo de siempre (en estas fechas): el viacrucis de Iztapalapa, la marcha del silencio en Taxco... representaciones sangrientas de la Pasión de Cristo en Manila, Filipinas. Y un Vaticano ataviado en vergüenza.
Al igual que tú tengo mis ideas, quizá muy laicas; y también creo vergonzoso que en este país veamos imágenes como esas. También me pareción vergonzoso que el presidente dijera que contradecir a las instituciones es ir en contra de la memoria de Benito Juárez... aunque aquí ocurrió un fenómeno interesante: El "apóstol" del régimen laico vs. la iglesia y sus representaciones decadentes. ¿Quién crees que ganó este 21 de marzo?... Si en el momento de la representación (subrayo representación) del viacrucis, alguien hubiera gritado ¡Viva la República! ¡Viva Benito Juárez!, imagínate al pobre individuo, en ese momento es linchado...
Pero bueno, ambos eventos son manifestaciones de la cultura de masas, y los dos tienen una función dentro del sistema: arrear ganado.