septiembre 17, 2009

La Esposa del Viajero del Tiempo

No necesita ser fin de semana para que uno vaya al Templo del Cinematógrafo a disfrutar de una buena narración secuencial multimediática en sala digital con sonido Dolby y palomitas. En esta ocasión tocó el turno de una peli que a mi parecer pasó medio desapercibida, quizá por la mediocridad de su título en español: Te Amaré Por Siempre, que a mi parecer no dice nada. Basada en el libro de Audrey Niffenegger (y sin haberlo, todavía, leído) el guión es absolutamente genial. Narra una hermosa historia que quizá parece tener un título de ciencia ficción cuando en realidad es una obra interesantísima de narrativa que cuenta la historia con un orden cronológico pero a su vez con historias y tramas alternas inmersas dentro de la narración pero en desorden (cronológico), con la absoluta genialidad de que no se hace confuso. Me fascinan las historias que manejan diversos tiempos, más de una historia dentro del guión completo, la complejidad de una narración que exige de ti que prestes atención y que maneja varios tiempos en la vida de los personajes narrados en desorden es una absoluta belleza precisamente porque la edición es soberbia. Y qué decir de la fotografía, una obra de arte que maneja los ambientes con colores, texturas y los encuadres más bellos que he visto en un filme "de romance" que más que ser una historia de amor, es una historia de fidelidad, de fuerza de espíritu y de cómo el destino lo hacemos nosotros aún si hay eventos que "como la gravedad, por su peso te jalan"... los actores bien escogidos, un guapo pero no "niño bonito" Eric Bana y una hermosa Rachel McAdams que se ve como debe ser el personaje, soñadora y esperanzada. A mi gusto, una verdadera obra de arte en cuestión de narrativa, será que a mi sentir para eso es el cine, para contar historias y cuando son así de intrínsecas, con temas tan humanos, el resultado es una obra de ficción que merece verse y disfrutarse. Conmovedora hasta el final.
The Time Traveler's Wife recibe unos nachos con queso y una coca bien fría.

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