Paola Espinosa y Tatiana Ortiz ganaron el martes la primera medalla de México en los Juegos Olímpicos al llevarse el bronce en los clavados sincronizados desde plataforma de 10 metros, al hacerlo, el papá de Tatiana la recibió de la manera más vergonzosa que yo puedo ver en televisión mundial: Con un chiflido. Bien, antes de que defiendan dicha expresión vulgar diciéndome que así somos los mexicanos, sacando el chovinismo que nos caracteriza, permítanme explicar por qué pienso que es horrible que el mundo nos vea de esa manera.
Desde hace años el mundo nos percibe de una manera, y los medios no han ayudado a mejorar nuestra imagen,
Mattelart lo indica en su libro
Cómo Leer Al Pato Donald, el
cliché es que somos
desgarbados,
desinteresados y sobre todo vulgares.
Entiéndase vulgar como una expresión burda de cultura. El mundo cree que
México son sombreros de charro, tacos y
zarapes, que todos andamos gritando "
ándale, arriba..." Y el señor padre de
Tatianita sale en televisión mundial recibiendo a su hija con un
chiflido como si fuese un
animalito de corral. Porque señores, el
chiflido es una expresión muy vulgar. Yo sentí pena ajena, vergüenza de que mi país se vea representado por individuos de ese tipo.
Por el contrario,
Paola Espinosa, abanderada de la delegación se ha visto en los medios a veces
opacada por la figura de
Ortiz.
Mediáticamente Espinosa nos ha representado de manera más decorosa y creo que es deber de las autoridades que los atletas muestren un código de conducta, que respalde la ética y moral de un ideal. Es penoso ver que un grupo de
mexicanos se encuentre en un foro deportivo en el otro lado del mundo, se abrace y sonría cuando un deportista nacional pasa una eliminatoria, pero hoy por la mañana pasé cinco minutos en una intersección sin que nadie me diera el paso.
Día a día me encuentro con esa pena de ver que el
mexicano se enorgullece de muestras vulgares de expresión ya que las considera "muy nuestras", pues son muy suyas, no mías. Yo soy
mexicano, uno con ética (vaya, la enseño en la universidad donde laboro, lo congruente siempre será hacer lo que predico), con moral y que está
conciente de lo que es la imagen y cuándo es individual, para pasar a ser representativa. Yo pongo de mí mismo en cada clase, enseño, e intento siempre predicar con el ejemplo. Eso me da todo el derecho de criticar la
gatada de recibir a una atleta olímpica que representa a un país entero con un vil
chiflido, en televisión mundial ni más ni menos.
(*en la foto, Tatianita, en otra expresión vulgar, mordiéndo la medalla dando a entender que comprueba que no sea falsa; no, no es gracioso).