Este fin de semana tocó el turno a
Public Enemies de verse en el Templo del Cinematógrafo, dirigida por
Michael Mann (cuya filmografía no se me hace a mí toda tan buena) y con las actuaciones de los galanes
Johnny Depp y
Christian Bale cuenta la historia (basada en hechos reales) del
gángster John Dillinger. Hace ya algunos
añitos mi papá y yo nos dimos a la tarea de vaciar los anaqueles del
VideoVision (una filial del
VideoCentro) de todas sus
pelis de
gángsters, vimos desde cosas geniales:
The Untouchables,
The Godfather,
Bonnie and Clyde, etc.) hasta otras menos geniales, como películas de
Dillinger, Capone,
Nitty y otros. Yo por esa razón entré a la sala conocedor de la historia de
Dillinger (y sí, sabiendo cómo terminaría) pero fue un verdadero placer verla a través de la cinematografía de
Mann, la música de
Goldenblath (maravillosa) y la foto de
Spinotti. El guión está basado en el libro del escritor norteamericano
Bryan Burrough's que narra la historia de cómo nació el
FBI en manos de
Hoover durante la ola de crímenes a manos de todos estos
gángsters lo que nos da un filme muy apegado

a los hechos reales además de brindarnos una narración cronológica con actos muy bien definidos. El diseño de vestuario es asimismo un logro en cuestión de retratar la época, los autos también nos brindan ese
feeling de
que es 1933 y
aunque fue más complicado filmar un
Chicago de los treintas, la película tiene mucho mérito en cuestión de
ambientación. Las actuaciones son sobresalientes, sobre todo porque
Depp había caído en ese bache de capitán
Sparrow que yo creí haría mella en su imagen,
afortunadamente me equivoqué. Me gustó mucho poder recordar aquellas
pelis que vi con mi papá en la lucha que se dio entre
Purvis y
Dillinger, pero fue genial a través de una
fotografía tan bien cuidada, con visos de los filmes antiguos de
Clark Gable o de James
Cagney, mismos a los que hacen referencia en la
peli. La edición se acopla al momento y el acto, cuando son asaltos, es vertiginosa, acompañado de música de guitarra, mientras que cuando es solemne o dramática, es más lenta, la música ambientando solemnemente, a ratos en
crescendo. Sin embargo, también hay escenas que "imitan" una cámara de
TV, lo que me llamó mucho la atención, pero nos colocan justo en el centro del acto, dando ese sentir de estar ahí en el acto. Muchas escenas oscuras con filme de alta
sensibilidad que dejaba ver el grano, lo que me gustó también. Enemigos Públicos es un filme que hay que ver si te gusta el género, o bien si disfrutas del cine bien hecho de corte histórico-dramático.
Public Enemies recibe nachos y coca fría.