agosto 16, 2020

Crónica de un Profe en la Era del COVID-19

 Y un día nos levantamos con la noticia de que había un nuevo virus de gripa como aquella del 2010, y nadie se imaginaba que iba a ser muchisísimo peor, bueno, hubo quien ni se acordaba de la del 2010 y hay niños de primaria que ni les tocó. A los profes de repente nos dijeron que se iban a suspender clases y en una de las prepas donde trabajo esa última semana de clases presenciales pum que se desata un contagiadero de hepatitis en el segundo C y que se van dos días antes a su casa todos. Yo de inmediato que hago los classrooms y que le aviso a mis jefes de grupo, no es por farolear, es en serio. Al siguiente lunes ya nada volvería a ser igual, porque además en la otra prepa donde trabajo ya teníamos semana y media trabajando de forma virtual, no más chamacos en los salones y no más salir a las seis y media de casita para hacer corajes con los papases que manejan como si hubieran leído el manual anticarreño de manejo.

Iba a escribir “para no hacerles el cuento largo” pero ni sé escribir así, entonces pues el cuento es largo. Yo comencé a hacer los classrooms basado en las clases que impartía presencialmente. Con veinte años de lidiar con 50 chamacos por salón uno aprende muchos métodos que a la larga se tornan vicios. Me recuerda a mi querido profe de dibujo que siempre dijo que más vale educar el talento que corregir el vicio, por vicio se refería a métodos y formas de hacer las cosas que parecen fáciles, pero son incorrectos, y los resultados de usar dichos métodos obviamente son igual de malos. Así que don covid vino a hacer eso, pulir talento y a [intentar] corregir vicios, y al hacer esto último PUM comenzaron a salir no nada más los que eran evidentes (que caían bajo la mirada que sufre de sobrepeso) sino nuevos vicios que vivían bajo la mesa y que nadie veía ni siquiera con la vista obesa.

Esos vicios se clasifican bajo categorías que dependen de dos principales variables, la primera y más importante: la edad. Estoy escribiendo una crítica súper light y sin ánimo de señalar a nadie, pero es muy real la brecha tecno-generacional y ha sido el elefante en en medio del cuarto académico desde marzo de este 2020. En múltiples reuniones, todas virtuales, en las escuelas donde laboro, con los locales, con los estatales, con poquitos y con cientos, he escuchado las explicaciones más lógicas y las más disparatadas. Compañeros que justifican y explican las razones por las que este asunto ha sido tan difícil, porque sí lo ha sido, pero esto viene a la segunda categoría: La cultura. Que irónicamente depende en mucho de la generación que seas. Apesta, pero así es.

Sin embargo, esa cultura es la que determina que una persona de más de cuarenta años de edad tenga la disponibilidad absoluta de aprender a usar nuevas herramientas, a pulir su talento, en lugar de corregir sus vicios. Yo mismo vi mis vicios y afortunadamente pude comenzar a eliminarlos gracias a que también pude ver mis talentos, y al pulirlos, los vicios  comenzaron a corregirse poco a poco. En fin, uno de esos vicios que son producto de la cultura es el prejuicio que se tiene sobre los recursos digitales. Dicho en buen español, hay un grupo de tamaño desconocido de profes que te van a decir que nunca jamás de los nuncas vayas a usar ni por error a Wikipedia. Y van a echarse un choro interminable y que un becerro no podría digerir sobre como la información de wiki es la peor maldición que le pudo haber caído a la humanidad desde que Pandora abrió su mentada cajita dejando hasta el fondo un libro de texto que él o ella han venido usando desde que comenzaron a ser profesores, cuando pulían talento en lugar de generar vicios, lo que es, sinceramente muy natural.

Es una de esas ironías dickensianas que ese recurso digital se explica a sí mismo y que muchos otros sitios tienen profunda y extensa información sobre su funcionamiento. Sí, vamos a ser muy francos, yo vi esa página de wiki donde la entrada de Benito Juárez en inglés decía que se llamaba Benito K. Mela y también vi esa donde el gobernador de Puebla era asociado a un personaje de Star Wars. Pero, también fui quien le comentó a un buen amigo que trabaja para wikimedia sobre el asunto y en cuestión de minutos la información ya estaba corregida.

Por otro lado, no puedes citar a wiki, porque no tiene autor. Cualquier persona con un dedo de frente y de formato APA está familiarizada con las reglas para referenciar. La APA tiene gratuito en su página un manual de citación y referencias. Así que creo que esos profes que entran en modo vade retro con wiki están inmersos en una cultura, bastante televisiva, de creencias que todo mundo sabe y que nadie confirma. Como el chupacabras y Nessie.

Entonces esa mañana que nos levantamos con la noticia y la orden de que todo iba a ser por internet puso de cabeza y en serios aprietos a todos esos profes que le tienen su respeto al internet y que normalmente disuaden a los estudiantes de usarlo porque están en la creencia de que tiene más contenidos basura que información verídica y científica. Es una triste realidad que google scholar tiene un contenido mayormente en lengua inglesa y que muchos estudiantes (que llevan inglés obligatoriamente, todos) no pueden leer porque esa barrera del lenguaje les cierra las puertas a un mundo de información que ya no requiere de ir a la biblioteca. No todas las generaciones han tenido la fortuna de poder usar una biblioteca en las épocas de los tarjeteros. No saben lo que era difícil, para apreciar lo fácil que es hoy.

Pero, independientemente de que todos tendríamos que saber inglés, hoy más que nunca, porque todo va a ser por internet y éste se ha fortalecido de sobremanera en todo el mundo, todos estamos ya obligados --casi-- a entender y conocer las virtudes y sobre todo, las miríadas de herramientas digitales que podemos encontrar abriendo el explorador de internet. Hay toneladas de tutoriales y de recursos para hacer mil y un cosas para dar las clases. Sólo requerimos de cambiar nuestra forma de pensar, nadie está exento, ya no hay pero que valga y la tolerancia que debemos tener hacia quienes se encuentran en el extremo de la brecha tecnológica es esencial, pero esas personas deberían ya solicitar ayuda, porque muchos aún no lo hacen y están sólo pensando en formas de excusarse y justificarse, poniendo a los estudiantes primero y como pretexto para exponer su falta de voluntad. Debemos dejar de criticarlos, y ayudarlos. Aunque esto implique que primero, ellos deben abrirse al momento que se está viviendo. Porque nadie se está haciendo más joven y los recursos se desarrollan en manos de miles de jóvenes que a diario están diseñando nuevos sitios y herramientas. Y así como nadie está a salvo, nadie debe quedarse tampoco atrás.


agosto 12, 2020

Sparkshorts, el declive de un género.

 

Disney Plus puso en su plataforma todos los cortitos de Pixar que se han estado realizando recientemente y los ha llamado Sparkshorts. Recién tuve oportunidad de verlos y mi reacción fue abiertamente de desagrado. Sé que hablar mal de pixar y su contribución a los cortos animados es pintarse una diana en la espalda para ser atacado por miles de fans que son fieles a la casa productora, que por cierto nació en las oficinas de Industrial Light and Magic en los ochenta y que ha producido algunas de las películas animadas más hermosas y geniales de este siglo. Pero estos cortos ya cayeron en una franca fórmula que los norteamericanos llaman “tear-jerker” y que no podemos traducir como “chavacanos” ni como “cursis” sino sencillamente como un producto que está siendo muy condescendiente con una línea narrativa que viene dictando la empresa desde sus comienzos.

El asunto es que las fórmulas tienen su límite y yo siento que ya han alcanzado éste con esta nueva colección de cortos de los cuales el único que a mi parecer sobresale es Kitbull, el cual por cierto ganó un premio Oscar en la entrega del 2019 y me parece muy bien ganado. Los otros cortos presentan cosas muy interesantes, pero aisladas. El primero de la bolita de estambre no contribuye a nada, mostrando una historia ripiosa con un tema increíblemente choteado. Excepto por la animación de la misma bola de estambre y el manejo de  las texturas, que es fantástico (pero no, como argumentaré más adelante).

Otro que fue muy interesante fue el de los robots en el tren. Me pareció muy bien realizada la animación en torno a la expresión de las emociones en personajes que no tienen un rostro humano y su única forma de expresividad está en el uso de párpados a través de las láminas tipo diafrágma de cámara fotográfica. Una vez más vemos el despliegue de texturas e iluminación que son increíbles y que simulan un mundo real y asentado en la física de la gravedad y la iluminación. Por otro lado, la historia que comienza muy bien, termina siendo nuevamente un tropo cansado y reiterativo.

Así son casi todos, pero los dos más tristes son el del niño volador y el de la niña con autismo. Sus mensajes no son ni siquiera una narración, son como un comercial de creación de conciencia de estados, como el autismo, o de metáforas simplonas como “ser diferente” que Stan Lee creó en sus X Men hace más de sesenta años, en personajes que por lo menos son tridimencionales (y no me refiero a la animación) y con narrativas innovadoras y tropos interesantes. Estas dos historias no son historias y si bien los temas que tocan son relevantes, no los estoy minimizando ni mucho menos, considero que si ya estás gastando el dinero en una animación por computadora tan compleja por lo menos tus guiones deberían tener una estructura más enfocada, más dentro de los parámetros narrativos..

Sí, los cortos no necesariamente siguen una estructura diegética, lo sé. Pero estos no llevan a ningún lado, de hecho me parece que se estancan y que su único acierto es crearnos lo que llaman en EU el “awareness” que acá se llama “creación de conciencia” pero que no es una buena interpretación a una acción de darse cuenta y generar una reacción de conocimiento hacia un fenómeno, como por ejemplo, el autismo. Que sí me parece relevante y el único aspecto que es genial de estos cortos. Pero nada más. Luego vienen las texturas, la iluminación y ese diseño tan hermoso de personajes que ya tienen rasgos humanos y de raza, esa es la parte que a mí me causa escalofríos.

Una caricatura es, bajo cierta definición y entendido, una representación con rasgos modificados de un ser humano o un animal. La caricaturización tiene muchos años, pero ve su consolidación en los primeros periódicos del siglo XVIII cuando comenzaron a burlarse de Napoleón, realizando caricaturas de él donde exageraban sus rasgos y le hacían burla. Son una derivación de la parodia y se convirtieron en todo un género periodístico que encontraría su lugar en la historieta con el famoso Yellow Kid. Esas primeras tiras cómicas de finales del siglo XIX presentaban personajes caricaturizados en situaciones estereotípicas, parodiando escenas de la vida cotidiana del país o región donde se realizaban.

Los dibujos realistas no se mezclaban con la caricatura, pero fue dándose este fenómeno en las propias historietas cuando se tornaron un género narrativo muy popular y grandes maestros del dibujo como J.M. Severin en E.U. y José G. Cruz en México comenzaron a dibujar historietas con dibujo no caricaturizado y en situaciones y contextos que ya no eran burlones. Porque el dibujo “artístico” realista no se mezclaba con cartones periodísticos ni con cuentos para niños. Así que cuando veo esos personajes caricaturizados de Pixar, con texturas reales, de piel, cabello y todo el rollo, me da escalofríos. Me parece a mí grotesco. (ver imagen).

Este es el grotesco resultado de convertir a 3D un dibujo

Pero es que pasamos evolutivamente de una cosa a otra sin siquiera pensar, bueno, quienes lo realizan, animadores y productores, jamás pensaron en que cada género tenía por decirlo así su lugar y su estructura. Pero el principio del siglo presente vio su último respiro de “novedad” cuando muchos comenzaron a hacer las cosas, sólo porque se podían, sin pensar si era correcto o bueno. Es lo que le pasó a John Hammond en Jurassic Park y que plantea el doctor Alan Grant. Así tuvimos expresiones mediáticas como Jack Ass, que hacían cosas sólo porque nadie las había hecho antes (que es muy debatible, si vemos los filmes de Buster Keaton y Harold Lloyd)...

Esa espinita de saber qué cosa es cual, de dónde viene, surge, dónde se desarrolla y cuál es su contexto comunicativo, cómo funciona y porqué funciona bien y cuándo deja de funcionar pero sigue funcionando porque nadie se fija, o nadie sabe y si saben no les importa porque le entramos a una idea colectiva de “Ah qué chido” y yo participé de ello, cuando vi Aliens Contra Monstruos ese Real3D me pareció la leche y por un segundo quise ver muchísimas películas así. Hasta que me dí cuenta que ver películas en 3D también es un error, un error hermoso cuando ves Avatar, pero cuando la ves normal es exactamente la misma película. Son creaciones bidimencionales, como las historietas y sus antepasados, la novela y la pintura.

Por esa razón,  a mí, de forma particular esos cortitos de pixar me dan escalofríos. Ver esas caricaturas humanizadas, o esos humanos caricaturizados es increíblemente grotesco, pero no están listos aún para darse cuenta. Razón por la que Peter Jackson fue de los pioneros en un tipo de horros y gore que caricaturizaba las figuras (Bad Taste, Meet The Feebles) y filmes como Ereaserhead de David Lynch, así como Hellraiser y sus Xenobitas. Ojalá no se den cuenta nunca, porque no podrán volver a ver un corto de pixar igual.

Por eso no los recomiendo. Por eso no vería otro corto de pixar a menos que fuera una caricatura animada, con líneas, colores y que parezca una pintura o un dibujo. Por eso siempre hablo pestes de la animación 3D, pero las nuevas generaciones ya ni siquiera saben que antes las películas animadas eran dibujos. Así que sé que seguirán produciéndose como para toda la vida y tendré que simplemente, no verlas.