
Tenía rato de no ver
pelis de samurai y hace unos días tuve la oportunidad de ver una obra de arte cinematográfico. Samurai Crepúsculo de
Yoji Yamada,
Tasogare Seibei fue filmada en 2002 y cuenta la historia de
Seibei Iguchi, un
samuari menor lleno de deudas y en una situación complicada ya que recién enviudó y tiene que mantener dos hijas y una madre
senil, se ve enfrentado también a una serie de eventos que ponen a prueba su honor. No es un filme de espadas, ni batallas al estilo
Kurosawa es de hecho un drama cuyo guión es una obra perfecta en cada uno de sus actos, delineados con esmero, sin prisa y sin apurar ni el nudo ni el desenlace, con transiciones suaves y armoniosas con la hermosa fotografía que nos muestra el rural japón de fines de 1800. La escenografía está muy cuidada así como el vestuario. La edición
nos brinda paso, una danza ligera que con
parsimonia nos lleva a través de la vida de
Iguchi quien cautiva como pocos personajes pueden hacerlo. El honor de los samurai no siempre estaba a prueba en duelos o batallas.
Iguchi viene
a mostrarnos esto con un personaje melancólico y a la vez entrañable. Uno de los mejores
fílmes que he visto de
samurai en mucho tiempo. No sólo porque me gustan, sino porque es una obra cinematográfica realizada con finura y haciendo uso de una técnica y
artisticidad plástica notable. En próximos días que vea las subsecuentes películas de la llamada Trilogía
Yamada, podré aquí las reseñas.
Twilight Samuari recine nachos con queso extra y una coca grande y fría.
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