julio 15, 2020

Del COVID-19 y otras maldiciones



La tarea del profesor hoy en día no puede ser más retadora. Claro, hay como muchísimos tipos de profesores, en aún más diversos y variados contextos, trabajando en escuelas chiquitas, o enormes, con quince chamacos o más de cincuenta, en un pueblito o en una urbe, con chamacos bien geniales y educados o con una caterva de gamberros y como canción de Calle Trece, hay profes buenos, malos, regulares, que tienen toda la vida dando clases y que comenzaron ayer, los que siempre supieron que esto iba a ser su vida, los que llegaron porque no había chamba de otra cosa y los que están por recomendación.
Sea cual sea la configuración, ese profe, esa profa, tiene hoy una chamba bien difícil, porque estaba hace unas semanas emocionado de regresar a hacer su trabajo así como lo venía haciendo desde principios de año y qué creen, que dice mi mamá que siempre no y que hay que hacer todo por el internet y a ver cómo le hacen pero no se regresa a la escuela porque la gente se está muriendo y de todos modos nadie usa cubrebocas y ves a la gente sentada en las banquetas afuera del banco elektrazteca.
Hay escuelas que se van a aventar el volado de regresar en sistema híbrido a medias campechano semi-presencial, pero en cuanto les caiga el primer infectado porque el primer filtro de casa es tan inexistente como los cubrebocas en zonas populares todos se regresan a su casa y a echarle datos al celular porque a nadie se le había ocurrido cuando tuvo sus hijitos que darles educación implicaba darles herramientas, como cuando éramos niños los Gen Exers y nuestros papás en abonos nos dieron una enciclopedia decente porque la Británica era para ricos.
Un hogar con niños de entre seis y dieciocho años es un hogar que necesita una computadora, no una pantallota bien inteligente pero que no hace la tarea, porque el netflis no les va a resolver los ejercicios del classroom y su maincraf no contesta los kahoots. Las tabletas que usamos para que los niños se entretengan y no acaparen la pantallota inteligentosa son menos caras que un celular y mucho más versátiles para la chambita de la escuela eléctrica por internet que se avecina por lo menos hasta el año que entra, pero no me vas a creer porque ya vi en el feis que ya se inventó la vacuna y yúju estamos salvados y nos vamos a librar de los chamacos toda la mañana y que se echen el tiro los profes.
Pero ese juguete no lo tienen muchos hogares porque jamás se nos ocurrió que era una herramienta para la escuela eléctrica porque la gente se está muriendo y mira cómo está el puesto de tacos en la calle hasta el gorro de gente porque Susana Distancia es una caricatura y si nos tratan como niños nadie se lo va a tomar en serio. Pero vamos a tener que dar así las clases y es como un wassap en visto porque del otro lado del classroom hay un chamaco ausente, que está viendo en su pantallota el netflis o jugando maincraf y te dice que no tiene computadora ni saldo en su teléfono.
Hay que hacer una pausa, hay papás bien luchones perrones que se la rifan y que la están pasando bien mal con este rollo de la caricaturizada distancia y los cubrebocas de pikachu, que están allá afuera echándole los kilos, que han tenido que treparse en un árbol como decía mi abuelita para que sus chavitos tengan saldo y entreguen sus tareas eléctricas, y por supuesto que todo lo anteriormente descrito no aplica a ellos, un profe de a devis jamás va a criticar al estudiante que te entrega todo, que te manda un whats app y te avisa que está trabajando con sus papás, tíos, familiares y anexas y que va a entregarte tarde y te llega el aviso a la una de la mañana porque esa jovencita está como sus papás movidita y nada los va a detener de estudiar para sacar adelante a la familia.
Estas letras están enfocadas a la tarea titánica de los profes que tienen que aprender a usar herramientas que no usaban o que no utilizaban para hacer lo que podían bien realizar presencialmente. A la tremenda creatividad para que las cosas no sean repetitivas, que sigan siendo atractivas y sobre todo, pero sobre todas las cosas, que sirvan para que los niños y las niñas APRENDAN. El asunto es que esos profes están enfrentándose a una realidad donde el nuevo salón de clases es un hogar donde poco o nada se enseña o se aprende, en un sentido académico. Donde no hay herramientas de aprendizaje, porque nos dormimos en nuestros laureles y dejamos que en la escuela, allá en la escuela, se hiciera cargo de la educación de los chavitos el sistema, el que fuera.
Acá en su casa de usted vienen a hacer tarea a punta de empujones, tarde mal y nunca porque a mí no me engañan, los veía diario hacerla en mi salón porque en su casa no les daba tiempo o bien no había quien los sombrereara para hacerla. Son tristes las generalizaciones, representan una pobreza de criterio, pero es que las excepciones son exactamente eso. Uno que otro alumno con verdaderos conflictos personales o familiares. Quien de verdad le cuesta mucho trabajo desenvolverse. Pero en esa gris generalidad están casi todos, los que se gastan sus datos en jueguitos de balazos y que escuchan musiquita en youtube, porque no conozco uno sólo que no tenga celular, o haya tenido porque lo tiró, porque cuidan muchísimo esos aparatos tan caros.
Los profes tenemos hoy un reto y ni siquiera implica que aprendamos a usar las plataformas eléctricas para poder dar clase. Los profes ven cómo pero hacen la chamba. Sí, algunos porque quieren, por que les importa, otros porque los obligan, por las buenas, por las malas y de todas las maneras y sabores posibles. El reto es romper la cultura de, la escuela allá y la casa acá. Yo no tengo hijos, no puedo hablar más que de aquello que he observado en los últimos veintiún años y cinco escuelas de diferentes contextos en las que he laborado. Pero es evidente que una vez que llegan a su casa ahí muere la cosa. Restando las excepciones, los que siempre te cumplen y los que por alguna razón nomás no pueden.
Esta situación donde la gente se está muriendo, la distancia es una caricatura, el cubrebocas es un meme y nadie sabe cómo funcionan los rayos X nos va a hacer cambiar aunque no queramos. Así que lo mejor sería que nos diéramos cuenta ya, que nos dejáramos de feisbuqueses, que sólo podemos aguantar, esperar y modificar la forma en la que vivimos, e históricamente la única forma de cambiar el modus vivendi a sido siempre modificar la forma en la que pensamos. Tampoco es tan difícil porque el paradigma de enseñanza en casa no tiene mucho que desapareció, en muchas casas había enciclopedias y libros, pero sobre todo había alguien en casa que te ayudaba a hacer la tarea, que te explicaba un tema, que nos apoyaba a los profes, en lugar de dejarnos solos haciendo una chamba que vamos a seguir haciendo, pero que ahora es tiempo de que hagamos juntos. En la justa medida de las responsabilidades de cada quien.

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