julio 24, 2020

La Muerte del Cómic. Parte II.

Los nerds, somos nerds. Es decir, nos gusta saber cosas, indagamos, investigamos, tenemos la cabeza llena de factoides inútiles. Eso nos llevó a nuestra propia condena. Nos sentimos seducidos por el lado oscuro de la fuerza donde los fans de hace cinco minutos nos subieron en ese pedestal de "este cuate sabe harto" y se acercaron al pirrurris del puesto fayuquero donde vendía puras cosas de "colección" que NADIE compraba (para qué, si en los otros stands de acumuladores los precios eran normales) y muchos cayeron en las garras de la moda de transformarse de simples acumuladores (admitámoslo, abiertamente, eso seguimos siendo) en, léase con voz de Sean Connery "Collectors". Nos engañaron (inserte meme de, 'fuimos timados') y desde entonces los nerds pasaron de ser simplemente the comic book guy de los Simpsons, que además eran bastante mal vistos todavía a finales de los noventa (todavía hay gente "normal" que se burla de los otakus) y pasaron a ser esta nueva estirpe de personas que, por cierto, ya se dice que "heredaron el mundo". Porque hay personas como Kevin Smith, Dave Filoni o Jon Favreau que están haciendo el varo con ambos mundos, los -pocos- nerds que quedan y los nerds de hace cinco minutos, cuando personas como Bill Gates o Steve Jobs ya lo habían logrado. Pero en fin.
Esos nerds de hace cinco minutos querían tener nuestra acumulación- oops, quise decir, colección de mugre y parafernalia en, bueno, cinco minutos. Así que el que tenía las posibilidades económicas para hacerlo, lo hizo; igual que el pirrurris fayuquero que "había visto estar güars desde niño" y los Reyes le trajeron monitos de Kenner en lugar de Lily Ledy, y su mamá vendía ropa americana en la cajuela de su coche (poque, ochentas), encontró un mercado que ansiaba entrarle a este mundo hermoso de magia y fantasía. Un mercado que cada vez fue creciendo y creciendo más y más. Para el 2001 cuando se hizo la primer convención de Star Wars en el parque Nacalli (léase gritando con sorpresa, el paque Nau.Ca.Lli) le dieron chance a José Joel (sí, el hijo de José José) de colarse la fila y tomarse fotos con jeremy Bullock y que le autografiara cositas que en ese momento compró, antes de que abrieran las puertas a la perrada, perdón, el público. Quienes, por cierto, reconocimos que la hermana estaba muy bonita y le gritamos y chiflamos por haberse saltado la fila (true story).
Hoy, casi todos los ñoños gordos de la vieja guardia ya no abrimos los monitos y tenemos una caja llena de Legos que no hemos construido. Convertimos los juguetes en algo no jugable y hemos traicionado nuestra niñez ochentera donde los Reyes nos trajeron G.I. Joes, He-Mans, Jedis, M.a.s.k., Transfomers y Thundercats en, uts, "coleccionables". Pero, Rick del Precio de la Historia lo explica genialmente en uno de sus episodios donde le llevan un artefacto invaluable (literal) y le preguntan "¡oye Rick, y entonces cuánto vale (cuesta)?" y Rick contesta lo que hoy se ha convertido en la Ley que rige el mundo de los famosos coleccionables: "Cuesta lo que alguien quiera pagar por él". Zaz. ¿Cuánto cuesta ese monito? Ah, pues es una edición limitada (de más de mil piezas, ¡miles!) y cuesta mil varos. En los noventa cualquier ñoño le hubiera dicho "gracias may" y se hubiera ido. Pero hoy, el ñoño de cinco minutos, que tiene mucho más que eso y está dispuesto a pagarlo, le dice "va que va" y paga esos mil pesos que NO VALE, pero él está dispuesto a pagar. La Ley Rick.
Porque hay una creencia entre los coleccionistas de "¿y si no lo encuentro después?" que es la misma creencia de hace veinte años, comprábamos porque quizá en la próxima convención no lo íbamos a encontrar. Pero no era muy común que compráramos para "ganarle" a otro, o bien porque, bueno pues si soy MEGAfan de Back To The Future TENGO que tener el Hot Wheels del DeLorean y voy a pagar lo que sea por tenerlo ¿y quién crees que se va a aprovechar de esa idea?... ¡el pirrurris fayuquero que los ñoños mandábamos al cuerno! Esa línea de pensamiento ha llegado a la calle ¡a la calle! donde el cuate que vendía monitos de segunda mano en la banqueta, afuera de la convención e incluso en los tianguis de las colonias y los mercaditos de segunda mano, incrementara sus precios porque ¡es que son coleccionables! y lo son, porque un nerd de hace cinco minutos está dispuesto a pagar lo que sea por ese Prince Xizor de Shadows Of The Empire.
¿Cómo afecta esto a los cómics? Los comics no son monitos ¿cómo se convierten los cómics en coleccionables? Todo comenzó en 1997...
El nerd de hace cinco minutos cree que todo comenzó en el 2008 con la peli de Iron Man (cuento que pocas personas leían en México), pero el ñoño gordo sabe que fue en 1997 con Spawn, que causó el más grande revuelo entre los ñoños GenExers y el año siguiente (1998) se concretó con Blade y llega a la cúspide con Blade II en el 2002 dirigida por el Señor Guillermo del Toro. Tanto Spawn como Blade, motivaron a los ñoños a ir a las convenciones a comprar parafernalia y media de sus personajes favoritos, sobre todo Spawn. Spawn fue el rey de las convenciones, en 1998 vino Todd McFarlane a la MECyF y las dos horas de fila que hice, para su autógrafo y dedicatoria, valieron la pena por completo. Hoy por cierto, ese autógrafo te cuesta las dos horas de fila, más un dinerito porque, qué creen, ya cobran por esas firmas. Sin dedicatoria porque ¿y cómo lo revendes si dice "for Diego"). Así han cambiado las cosas de los acumuladores a los coleccionistas.
En el 2001 los nerds también le dimos todo nuestro sueldito a Peter Jackson porque salió El Señor de los Anillos ¿les mencioné que los nerds de a devis LEEMOS?
Todavía aquí, los cómics, bueno los cuentos, no se han muerto. De hecho todavía no se mueren, pero están dando las peores patadas de ahogado. Tanto Spawn como Blade y obviamente Episodio I (con ayuda de Aliens VS Predator) impulsaron esta cultura ñoña en medios no-ñoños , para cuando comienza el nuevo milenio y con la caída de las torres gemelas, la gente normal ya estaba medio enterada de que había un mundo nerd en sus pantallas. De cine y de tele. Pero no mucho de lectura. El mundo nerd está basado muy firmemente en la lectura, razón por la cual los cuentos, el cómic vaya, se está muriendo.
Los nerds de hace cinco minutos se sienten Sheldon Cooper, porque la serie se estrenó un año antes de Iron Man y de hecho me tocó en la sala donde vi Iron Man un gordo que tenía de ringtone el tema de BBT. Neta, un nerd legit no va a tener de tono de teléfono el tema de BBT que sguramente ni siquiera hizo él mismo en Adobe Audition, sino comprado (pirrurris fayuquero) de la apple store, porque además, el nerd de hace cinco minutos es fan de apple. Pero, el ñoño gordo es, no tan secretamente, pirata. Compró los CDs de música de su anime favorito en CDs quemados, en la convención. Compró juegos de PC pirateados y además se sabía los cheat-codes. Yo nunca tuve PlayStation, pero vi docenas de ñoños comprar los discos pirateados en convenciones y en, obviamente, villa coapa. Para el 2008 que se estrenó Iron Man, había una legión de ñoños de hace cinco minutos que amaron Iron Man, pero que no se quedaron a ver la escena post-créditos, porque no estaba institucionalizada. Porque sólo los nerds veíamos todos los créditos. Porque eran factoides inútiles, porque, de eso están hechas las mentes de los nerds. Entre otras cosas.

CONTINUARÁ...

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